La pequeña latina se llama Lupe
Los dos cachondos se ponen a cien masturbándose el uno para el otro, pero el cabrón no lo resiste más y rompe la tensión entre los dos invitando a la perra a mamar, algo que ella hace encantada... Con el culo en pompa, la guarra invita al pervertido a entrar con dureza en el fondo de sus agujeros, soportando como una loba las duras embestidas consiguiendo como premio toda la corrida en su boca.