Maltratando a sus sumisas
Atada de manos y amordazada, la rubia recibe unos fuertes azotes de su ama, gritando con cada golpe mientras una tercera mujer observa lo que le viene... La observadora también es atada y castigada con latigazos y golpes de fusta, que no hacen más que erizarle los pezones, castigándolos la ama poniéndoles pinzas y succionándolos, haciendo una mezcla perfecta entre dolor y placer.